- Dime lo que está mal y veré la manera en la que te puedo ayudar.
- Eso intento. Por favor, para
de moverte tanto.
- Amor, no soy yo. Es tu mano la
que no deja de temblar… Necesito que te tranquilices, que respires. Dame por lo
menos esa pulgada de tu parte para yo darte el resto. ¿Por qué mejor no me
cuentas una historia?
- No tengo nada que contar, ese
es el problema.
- Pareces estar diciendo que hay
algo mal entre tú y yo. Tal vez no sea yo con quien necesites en este momento.
- No es así, no te vayas.
-¿Entonces dónde está el
problema?
-Está en mí. La verdad es que sí
tengo muchas cosas que contar, aún más de las que tenía la última vez que te
vi.
- Pero no encuentras la manera
de hacerlo.
- No encuentro la manera de
muchas cosas en estos últimos días. Cuando no pierdo la noción del tiempo, el
tiempo parece perder la noción de mí. Al caminar, no sé si voy al norte o al
sur.
- Siempre te gustó mucho El Sur.
- Sí, ya lo sé. Borges, maldito
genio.
- Pienso que estoy siguiendo tu
contexto, pero no logro marcar exactamente cuál es el concepto. Siempre has
dicho que el tiempo no es más que un constructo humano ¿Por qué no empiezas
contándome algo de eso?
- Demasiado abstracto.
- Sí, te comprendo, yo también
estoy de acuerdo en eso. Tal vez algo más sencillo, algo con lo que estés más familiarizado.
Eso nos limitaría a un interés tuyo que
se generó hace mucho tiempo y aún persiste. Cualquier cosa que cumpla con esas
dos características puede ser un excelente gancho del que te puedas colgar
cómodamente.
- No parece una mala idea.
- Yo lo sé. A ver, cuéntame de
aquellas figuras que siempre has venerado. Esas personas extra ordinarias que
te llenaban siempre de esperanza, bondad, tal vez un poco de inspiración de vez
en cuando.
-¿Los héroes?
-Sí, ellos mismos. ¿Qué ha
pasado con ellos?
- Se fueron.
- Ya veo. Bueno, no te hostigaré
más con ello. ¿Qué hay del opuesto?
-Los villanos, sí.
-¿Qué me cuentas de ellos?
-Ellos fueron quienes se llevaron
a los héroes
-Un mundo sin héroes, entonces.
Veo ahí un estado de total anarquía. No, espera. La falta de leyes es burdo,
sencillo y hasta un poco anticuado. ¿Te parece mejor una degradación, tal vez
incluso una bastardización de las mismas?
- Me está empezando a molestar
que termines cada una de tus exposiciones con preguntas.
-Discúlpame, no creo que
molestarte fuera mi intención. Sin embargo, ahora que lo dices, me doy cuenta
que es verdad. Entonces hoy no habrá héroes, ni villanos, ni un mundo.
-No, hoy no habrá mundo.
-El otro día estaba recordando
la primera vez que acudiste a mí y lo feliz que me hizo que por fin estuviéramos
juntos en el mismo momento y lugar.
-El día del payaso ¿O fue el día
del bloqueador? Creo que ya no lo recuerdo del todo bien.
- Puede ser cualquiera de los
dos que, el que más gustes tú. La elección no me hará sentir mal. Yo tengo en
mi memoria ambos como si fueran la primera vez.
-En aquel tiempo eras diferente.
- Un poco. Más blanda, tal vez,
y creo que era más alta. Apuesto creíste que lo nuestro podría ser pasajero,
algo que estuvo ahí un Jueves y al siguiente ya no. No fue así, volviste semana
tras semana a reunirte conmigo. Llenabas de historias a la ilusa e inocente de
mí. Cualidades, que tengo que advertirte, se han ido perdiendo más y más
conforme hubo existiendo diferentes versiones de mí.
- Claro, eso lo tengo bastante en cuenta.
- Intentaré ignorar el tono
juicioso con el que dijiste eso para enfocarme en el hecho de que me gusta que
estés seguro de que ya no soy la misma de antes. Tú tampoco lo eres, por si no
estabas enterado.
- No, no lo soy. Tienes toda la
razón.
- Siempre la tengo, tonto. A
ver, ahora hablemos en lo que tú has cambiado. Ahora te expresas con más
elocuencia ante mí de lo que lo hacías antes, aunque con menos frecuencia.
Supongo que hay que cambiar unas por otras. Definitivamente te he sentido crecer
conmigo.
- Eso en una parte es gracias a
ti.
- Sí, pero no en la mayor parte.
Ahora que lo pienso, no creo que haya un mayor aportador. Tal vez muchos
pequeños aportadores. Espero que les hagas saber a ellos también lo que
sientes.
- Puedes contar con ello.
- Así me gusta. Esa también es
otra de las áreas en las que has mejorado bastamente. Ya no dudas en aceptar
los orígenes de las cosas o darles su debido crédito. Es un miedo menos por el
cual preocúpanos. Lo has superado con suma valentía.
- No tanto como lo parece.
- Pero sí tanto como lo es. Todavía
te hace falta trabajar esa parte, si me permites la retroalimentación. Pecas
demasiado en humildad. Eso puede hacer que nuestra relación se pueda ver
afectada y lo sabes.
- Sí, discúlpame.
- Muchas disculpas y pocas
correcciones. Basta de excusas por un tiempo. De ahora en adelante quiero que
solo uses razones justificables para expresarte.
- Está bien.
-Ok. Entonces, tomando en cuenta
todo lo que has avanzado en este tiempo, me parecería adecuado que volviéramos al
primer día.
- Te dije que hoy no había
villanos.
- Que alegría que hayas decidido
de que se trató aquel primer día entre nosotros, pero no me refería a ese
payaso. Hablo del otro, del que te he escuchado hablar de vez cuando.
- No te daba por una espía.
- Hasta ahorita, por lo que yo
tengo entendido, no lo soy. Debes de comprender que hay tiempos en los que te
extraño. No puedo evitar escuchar tus otras conversaciones, menos si son a
cerca de planes que haces para los dos.
-Bueno, de todos modos no creo
que haya crecido lo suficiente para eso.
- Recuerda, me prometiste que ya
no habría más excusas. Esta es una advertencia, pero la próxima vez la
consideraré como una promesa rota. No soy muy fanática de esas.
- Está bien. El verdadero motivo
es que probablemente tú no estés involucrada en ello. O por lo menos no lo he
decidido completamente.
- Disculpa si no logro disimilar
mucho mi reacción, es solo que eso sí es una verdadera sorpresa. Quiero
imaginar que, llegado el momento, por lo menos me mantendrás informada de cómo
va eso.
- Por supuesto.
- El payaso se queda a un lado
¿Qué me dices de los cuervos parlantes?
- Muy ambicioso.
- Te la voy a dejar pasar
¿Cuándo me vas a contar de la vez que el cielo sonrió?
- Pronto, pero no hoy.
- Lo espero con ansias.
Perdóname si esto te genera dolor, pero es necesario que pregunte ¿Y aquellos cuatro
hombres sin nombre? Te preparaste tanto para contarme de ellos. Cada vez que me
dabas esos pequeños preámbulos me emocionaba de sobremanera.
- Eso no es justo, te he contado
a cerca de ellos poco a poco.
- No es el ritmo al que estamos
acostumbrados tú y yo en este tipo de cosas. Usualmente somos más rápidos. No
solemos tomarnos tanto tiempo para atacar, es parte del encanto de nuestra relación.
- No tengo una excusa válida
para eso en este momento.
- Pues bien, no la des. Estoy
lista para esa historia cuando tú lo estés. No pienso presionarte mucho al
respecto. Ahora que ya estamos en un modo más defensivo, tengo que aprovechar
para volverte a preguntar una vez más de…
- Alto ahí, está bien. Te
contaré a cerca de ella.