Veo al doctor hacer una pausa después de darme la noticia.
- ¿Está seguro que esa es el diagnóstico final? - Le pregunto yo con mi vista fijada en la suya. Sus ojos no se fijan en los míos, se mueven de lado a lado. Asiente con la cabeza un par de veces. - Siete días, entonces, eso es todo lo que me queda de tiempo para vivir.
- Así es - reitera él, aun sin poder fijar su mirada en la mía - En este tipo de escenarios, todo lo que queda es hacer los arreglos finales; hablar con su familia, poner en orden sus papeles, tal vez aprovechar un poco el tiempo para hacer algo que nunca pud...
Lo interrumpo levantándome de golpe, tomando el bisturí más cercano que encuentro, encojo los hombros y me rebano la garganta con un corte profundamente limpio. Caigo al suelo pacientemente pensando en que no había nada que pudiera hacer en una semana que no hubiera hecho ya en treinta y dos años.
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