sábado, 2 de julio de 2016

We Are All Invisibles Kids Too, Paul




Más allá del pesimismo o nihilismo y más basado en un sentido de realismo, creo firmemente que todas las personas han sufrido decepción, desamor, soledad o depresión alguna vez en su vida o están por sufrirlo. Cada quien carga con el causante de tal, ya sea un hombre o una mujer, un evento o todo un día. También decide que tan profunda o superficialmente carga con la marcada dejada por aquello. Paul Dini la lleva tan expuesta cómo es posible, le pone un nombre y nos lo comparte: Batman.
                Dark Night: A True Batman Story es una obra autobiográfica escrita por Paul Dini en la que nos relata el origen de su amor por los mundos imaginarios, los personajes que los habitan y como, durante el evento más trágico y traumático de su vida se sintió abandonado por ellos. Esto especialmente por Batman, en quien basó el trabajo más importante de su carrera. Durante la transmisión de la primera temporada de Batman The Animated Series y la producción de Mask Of The Phantasm sufre un asalto acompañado con una brutal golpiza. Los daños que esto le dejan van desde la necesidad de una cirugía reconstructiva en su cara, miedo, depresión, alcoholismo hasta una profunda decepción.
                Mientras Paul está en su proceso de recuperación, intentando hacer las paces con el evento, cada uno de estos sentimientos es representado por algún habitante de Gotham con los que en diversas ocasiones conversa. Así Harvey Dent representa la duda ante sus actuales y posibles futuras inseguridades físicas. Scarecrow es el paralizante miedo a salir de nuevo a la calle para solo encontrarse de nuevo con sus fugitivos asaltantes. Penguin aparece tan pronto como Paul adopta un estilo de vida alcohólico y errante. Joker es la pereza, procrastinación y bloqueo artístico que le evita volver a su trabajo. Batman, personaje a quien idolatraba desde pequeño y sentía que de alguna forma u otra siempre creyó estar acompañado por él, se transforma en el arrepentimiento y decepción consigo mismo. Es con este con quien expresa la relación más complicada, aunque se siente abandonado por él, el protagonista aun depende de sus consejos para recaer en sus principios antes de tomar cualquier decisión alimentada por la desesperación. El creador le ha aportado tanto a Batman y el resto del elenco de su mundo tanto que lo ha hecho tan propio como lo es de Bob Kane y Bill Finger. Sus extensas y excelentes aportaciones a los mitos no hubieran sido posibles si no hubiera sido sin esta peculiar manera de lidiar con la adversidad en el mundo real y en el de su cabeza. Es parte tanto del creativo como de su proceso creer en cierta manera en lo que está creando. Dini, con sus muy justas razones, empezaba a dejar de creer en la justicia o cualquier vigilante que dijera protegerla. Aquel que era el responsable de que muchos niños, jóvenes y hasta adultos pasaran un buen rato gracias a su obra, estaba al borde del colapso existencial más grande por el que ha pasado. Solo que nosotros no estábamos ni enterados.

                Para quienes creemos que los hombres pueden ser de acero, los cruzados pueden ser encapuchados o las mujeres pueden ser maravillosas el conflicto que relata el autor de esta obra no es algo extraño. Cuando las amenazas del mundo real se vuelven demasiado reales, las fantasías y los personajes que las habitan se relegan a un último plano en la conciencia. Es solo cuando la tormenta pasa y encontramos que nosotros mismos somos los únicos que deben de lidiar con los estragos dejado por ella, que nos ponemos a pensar que debería haber alguien ahí para ayudarnos a limpiar el desastre. Incluso, caemos en el error de pensar que debió de haber aparecido alguien antes de todo para evitar la catástrofe desde un inicio. Comprender el hecho de que no es así es parte del proceso de crecimiento personal para cada quien.  Aquellos personajes son capaces de lidiar con los peligros un poco menos tangibles, los que solo residen en nuestra cabeza. Cuando se trata de algo que amenaza en el mundo físico, solo nosotros somos responsables de la confrontación. A final de cuentas, puede ser que crecer es dejar de esperar que el héroe caiga del cielo para interponerse entre nosotros y el peligro, si no empezar a comprender que nosotros mismos debemos darle la cara para confrontar la amenaza. 

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