lunes, 18 de julio de 2016

Medida Insuficientes

Somos medidas insuficientes, pienso mientras observo solo tu perfil clavado en el panorama.
                 Como un sacerdote perdonando al pecador lo suficiente para condenarlo al purgatorio y no al paraíso o al infierno.
                Te acercas a besarme dejando la marca solo en mi mejilla, justo en la comisura de mis labios.
                Como el bombero rescatando todos los inquilinos del edificio en llamas sin apagar el incendio.
                Permanezco sin la calidez de sostener tu mano, pero rozo sobre ella indiscretamente en cada oportunidad dada.
                Como el caballero vigoroso después de clavar su espada en la garganta del dragón ignorando el nido que dejó en la cueva.
                Me miras directamente a los ojos sin sostener la respiración o dejar salir ningún suspiro.
                Como el filósofo contando su parábola omitiendo a propósito la moraleja final
                Cierro la puerta tras de ti, pero nunca alcanzo tu paso para poder abrirla ante ti.
                Como el navegador celebrando el descubrimiento de nueva tierra y recordando que olvidó su mapa en puerto.
                Recargas tu cabeza sobre mi hombro sin cruzar nunca tu brazo sobre mi pecho.
                Como medidas insuficientes
                Me despido sin decirte que te extrañaré pues no me siento completamente seguro que lo haré.

                Como tú y yo.

lunes, 4 de julio de 2016

De Nombres y Motivos

                           El sol cae y aquí estás tú otra vez. Justo en el momento en que decido cerrar mis ojos, mis oídos se abren al escuchar tus cadenas sonar. Siento la vibración recorrer el suelo de toda mi habitación que retumba con esos pasos lentos, ligeros, casi flotantes y decididos que se acercan a mí. Cada segundo que pasa percibo la esencia que emanas, un punto entre rosas y agua estancada, más y más próxima. Entonces empiezo a sentir tu caricia pasar de mi cabello hasta mis tobillos, suave y ásperas a la vez . Intento cercenar mi mente de todos estos estímulos sensoriales, pero me es imposible. Pienso que al completar el círculo, al abrir mis ojos y ver qué es lo que eres pueda aminorar la sobrecarga sensorial, pero no encuentro el coraje o la valentía para hacerlo. Cierro aun con más fuerza mis ojos. Ya una semana entera llevas con tus fantasmagóricas visitas, siete noches en las cuales te has convertido en la única razón de mi desvelo nocturno y cansancio diurno. En nada he podido pensar durante este tiempo que no sea una manera de ahuyentarte, librar mi descanso de ti y por fin dejarlo ser en paz. Así que a la falta de opciones, te lo imploro directamente. Espero que entiendas porque no te miro a los ojos mientras lo hago, asumiendo que en tu cara existan tales. Dime que es lo que eres, manifiéstate, dime que es lo que haces aquí, cuál es tu propósito de espantar esta y las noches anteriores que ya a duras penas me puedo considerar como el dueño de ellas.
                Estoy aquí para ti y eso tendrá que ser suficiente información por ahora. Así que cargo con estas cadenas en los hombros para anclarme a tu compañía. Camino despacio para no alarmarte más de lo necesario. Cargo siempre con rosas para que su aroma te distraiga del resto, aunque necesite ya cambiar el agua del florero. Paso mi mano sobre ti, sin tocarte, para reconfortarte, tranquilizarte, arrullarte.  Tienes que comprender que, a pesar de tener el profundo deseo, no me es posible decirte que soy. Durante mucho tiempo simplemente he sido sin poder definirme de una manera propia. Tal vez así sea mejor para ambos, pues tienes que comprender que conmigo siempre ha sido el verbo antes que el sujeto. Puedo ver claramente que, a pesar de mi compañía, logras encontrar paz en las noches. Si obedezco tu voluntad para abandonarte, aquellos otros espantos esperando a la puerta de tu cuarto lo sabrán y entrarán. De los posibles males a afligirte, yo soy el menos preocupante. Confía en mí, a ellos los conozco. Sé que quieren estar a tu lado solo para alimentarse de ti. Yo, por otro lado, me es suficiente solo verte, tenerte cerca. Me hace sonreír, sentir que vivo otra vez. Espero algún día puedas compartir conmigo la sonrisa, que la vida no la puedo compartir yo contigo. 

sábado, 2 de julio de 2016

We Are All Invisibles Kids Too, Paul




Más allá del pesimismo o nihilismo y más basado en un sentido de realismo, creo firmemente que todas las personas han sufrido decepción, desamor, soledad o depresión alguna vez en su vida o están por sufrirlo. Cada quien carga con el causante de tal, ya sea un hombre o una mujer, un evento o todo un día. También decide que tan profunda o superficialmente carga con la marcada dejada por aquello. Paul Dini la lleva tan expuesta cómo es posible, le pone un nombre y nos lo comparte: Batman.
                Dark Night: A True Batman Story es una obra autobiográfica escrita por Paul Dini en la que nos relata el origen de su amor por los mundos imaginarios, los personajes que los habitan y como, durante el evento más trágico y traumático de su vida se sintió abandonado por ellos. Esto especialmente por Batman, en quien basó el trabajo más importante de su carrera. Durante la transmisión de la primera temporada de Batman The Animated Series y la producción de Mask Of The Phantasm sufre un asalto acompañado con una brutal golpiza. Los daños que esto le dejan van desde la necesidad de una cirugía reconstructiva en su cara, miedo, depresión, alcoholismo hasta una profunda decepción.
                Mientras Paul está en su proceso de recuperación, intentando hacer las paces con el evento, cada uno de estos sentimientos es representado por algún habitante de Gotham con los que en diversas ocasiones conversa. Así Harvey Dent representa la duda ante sus actuales y posibles futuras inseguridades físicas. Scarecrow es el paralizante miedo a salir de nuevo a la calle para solo encontrarse de nuevo con sus fugitivos asaltantes. Penguin aparece tan pronto como Paul adopta un estilo de vida alcohólico y errante. Joker es la pereza, procrastinación y bloqueo artístico que le evita volver a su trabajo. Batman, personaje a quien idolatraba desde pequeño y sentía que de alguna forma u otra siempre creyó estar acompañado por él, se transforma en el arrepentimiento y decepción consigo mismo. Es con este con quien expresa la relación más complicada, aunque se siente abandonado por él, el protagonista aun depende de sus consejos para recaer en sus principios antes de tomar cualquier decisión alimentada por la desesperación. El creador le ha aportado tanto a Batman y el resto del elenco de su mundo tanto que lo ha hecho tan propio como lo es de Bob Kane y Bill Finger. Sus extensas y excelentes aportaciones a los mitos no hubieran sido posibles si no hubiera sido sin esta peculiar manera de lidiar con la adversidad en el mundo real y en el de su cabeza. Es parte tanto del creativo como de su proceso creer en cierta manera en lo que está creando. Dini, con sus muy justas razones, empezaba a dejar de creer en la justicia o cualquier vigilante que dijera protegerla. Aquel que era el responsable de que muchos niños, jóvenes y hasta adultos pasaran un buen rato gracias a su obra, estaba al borde del colapso existencial más grande por el que ha pasado. Solo que nosotros no estábamos ni enterados.

                Para quienes creemos que los hombres pueden ser de acero, los cruzados pueden ser encapuchados o las mujeres pueden ser maravillosas el conflicto que relata el autor de esta obra no es algo extraño. Cuando las amenazas del mundo real se vuelven demasiado reales, las fantasías y los personajes que las habitan se relegan a un último plano en la conciencia. Es solo cuando la tormenta pasa y encontramos que nosotros mismos somos los únicos que deben de lidiar con los estragos dejado por ella, que nos ponemos a pensar que debería haber alguien ahí para ayudarnos a limpiar el desastre. Incluso, caemos en el error de pensar que debió de haber aparecido alguien antes de todo para evitar la catástrofe desde un inicio. Comprender el hecho de que no es así es parte del proceso de crecimiento personal para cada quien.  Aquellos personajes son capaces de lidiar con los peligros un poco menos tangibles, los que solo residen en nuestra cabeza. Cuando se trata de algo que amenaza en el mundo físico, solo nosotros somos responsables de la confrontación. A final de cuentas, puede ser que crecer es dejar de esperar que el héroe caiga del cielo para interponerse entre nosotros y el peligro, si no empezar a comprender que nosotros mismos debemos darle la cara para confrontar la amenaza.