lunes, 8 de enero de 2018

Babylonia

Declaramos que fue la ciega ira lo que nos alentó a alzar la muralla que rodeaba la ciudad, pero la envidia en ti era visible cuando forzaste tu entrada y la redujiste a no más que otra capa de polvo en el suelo. No sentimos vergüenza al decir que los jardines fueron alzados en acto de orgullo nuestro, pero gula fue la tuya al haberlos devorado todos. Testificamos que la soberbia fue nuestra motivación al alzar la torre, pero tuya fue la lujuria de saber cómo hablaríamos después de verla caer. Ahora la pereza recae en ambos al intentar pasar juicio y determinar quién de los dos monta la bestia de las siete cabezas.

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